Así

Cada vez que pierdo la vista,
el paso deliberado del centro de mi ser

De ese cada vez,
en el penoso retorno al centro
de mi centro me retraso;
doy disculpas por el vaso quebrado,
por la sangre vertida,
por la necesidad
de una sombra que me preceda.

Cada vez que equivoco el beso
menstruada la tarde se aleja
distraida mostrando su espalda.

Cada vez en la veces que me distraigo,
mis manos y las manos mías
se entrelazan palpitantes
con ese otro yo mío que se marcha.

Pero en uno de estos días
Yo ya no sere ese otro
con aquella distancia en la espalda
con ese beso removido
con esa sombra que me adelanta.

Solo así
estaré libre de mi centro
para volver.